jueves, 6 de octubre de 2011

Los hechos que motivan la búsqueda de justicia

Antecedentes previos.

En el año 1996, según consta en expediente administrativo Rol 201/1996, tramitado por el Servicio Agrícola Ganadero de la Región de Arica, sobre control de fauna incluída en CITES, consta que se detecta una situación anómala en relación a tres leones y a una elefanta asiática, (Frida), por lo que se ordena al tenedor del animal, Circo Las Águilas Humanas, acreditar su dominio. En definitiva, se resuelve que se había infringido el artículo 22, inciso 2º de la Ley de Caza, aplicando una multa al denunciado. Al respecto cabe hacer presente que en su oportunidad, debió decretarse, además de la multa, el comiso de la elefanta, sanción legal (no facultativa) establecida al artículo 35 de la Ley de Caza.
La elefanta, posterior a ello, es trasladada por el mismo denunciado (circo Águilas Humanas) al Zoológico de Quilpué, ingresando al recinto en el año 1998 y manteniendo, hasta el día de hoy, la misma situación de ilegalidad, no habiéndose acreditado legítima procedencia conforme a derecho y no existiendo gestión alguna iniciada por parte de la autoridad comunal para regularizarla. No siendo una ilegalidad que pueda sanearse con el paso del tiempo debido a que la explotación comercial del espécimen (y más allá de las razones de mérito para entregarla al zoo) se ha ejercido de modo continuo, constituyendo el principal foco de atracción al público desde su llegada al centro de exhibición. Detrás de un supuesto rescate hubo una finalidad claramente lucrativa pues, como quedará establecido en el curso de la investigación, ni la conservación, ni la investigación, ni la educación han sido los motores que han justificado la permanencia del paquidermo en dependencias del zoológico de Quilpué (actualmente sus restos).



Omisión en el deber de cuidado.

En el mes de Mayo del año 2011, las denunciantes inician un seguimiento de las condiciones de tenencia de la Elefanta Frida en el Zoológico de Quilpué.
Las observaciones preliminares fueron hechas por el  Dr. en fauna silvestre (con 40 años de experiencia en cuidado de elefantes en cautiverio y asesor de diversos programas internacionales de conservación), Sr. Melvyn Richardson, quien señaló, personalmente, al personal y Director del Zoológico de la comuna, su preocupación por la alimentación de Frida, señalando que se encontraba con notorio bajo peso, por lo que recomendó se le diese de “comer a saciedad”, junto con ello señaló, tras ver la precariedad del recinto dormitorio,  la necesidad de aplicar “calor suplementario” en las noches de modo eficaz. 
El dormitorio de Frida ha sido catalogado por todos los profesionales que lo han evaluado como incapaz de proporcionar un albergue en condiciones apropiadas aún cuando tenga un sistema de calefacción por cuanto, al ser el recinto de hormigón totalmente abierto, la fuga de calor hace imposible la mantención de una temperatura ambiente requerida, constante y homogénea de 16º Celsius (Ver informe del Zoo Metropolitano). Dicho recinto no sólo es abierto sino que además los materiales de construcción no aprueban la norma de aislación, no se cuenta con sistema de drenaje de aguas, una de las principales causas de la gran humedad del lugar, recrudeciendo aún más las adversas condiciones de habitabilidad, sumado al tipo de clima de la zona, con inviernos que alcanzan temperaturas bajo cero (si el paquidermo no tiene opción de guarecerse en lugar de temperatura adecuada sufre severos cuadros de hipotermia, junto con ello inmuno depresión,  y un deterioro generalizado de su salud).

En Junio del año en curso, la organización ECOPOLIS, presentó al zoológico de Quilpué, una propuesta técnica de modificación para el hábitat de Frida, sin embargo, no se obtuvo respuesta del municipio y tampoco fueron mejoradas sus condiciones en ninguno de los aspectos propuestos y recogidos por las indicaciones del Sr. Richardson y de los profesionales del Zoo Metropolitano. Nótese que la necesidad de implementar estas modificaciones fueron consideradas con carácter de “urgentes” por los informantes (Ver informes acompañados a la denuncia con fecha 12 de agosto del presente año).
Sin embargo, no se obtuvo respuesta del municipio y tampoco fueron mejoradas sus condiciones en ninguno de los aspectos propuestos y recogidos por las indicaciones del Sr. Richardson y de los profesionales del Zoo Metropolitano. Nótese que la necesidad de implementar estas modificaciones fueron consideradas con carácter de “urgentes” por los informantes (Ver Propuesta técnica - Junio 2011).

Efectivamente, el Zoológico Metropolitano evaluó el estado y condiciones de tenencia del paquidermo, evaluación en que se reprobaron 8 ítemes de 10, con puntuaciones inferiores al 50%, evaluación que se hizo con ocasión de determinar si contaba el zoológico con las condiciones mínimas para recibir a la otra elefanta asiática existente en Chile, Elefanta Ramba (Ver informe del Zoo Metropolitano).
Por otro lado, la organización ciudadana de Quilpué, Colectivo Empatía Animal, constató un creciente debilitamiento de la elefante en diversas visitas efectuadas al recinto durante los meses de invierno, advirtiendo sobre su decaimiento progresivo, su estructura ósea cada vez más visible, su hipo reactividad a los estímulos externos. Lo observado se pone en conocimiento del experto en elefantes Sr. Ariel Zabala.
El 5 de agosto, Florencia Trujillo, acompañada del Sr. Ariel Damian Zabala, visitan el recinto de exhibición, constatando las deplorables condiciones en que se encontraba la elefante, las que se consignan en el informe que se acompañó en la denuncia. El experto elabora un informe a solicitud de la denunciante y éste se pone inmediatamente en conocimiento de la máxima autoridad comunal, de los concejales y del director regional del SAG, Sr. Pablo Vergara.  Cabe hacer notar que siendo el alcalde de Quilpué y el director del Parque Zoológico, ambos, responsables del cuidado del espécimen CITES I, no hubo respuesta ni acuso de recibo de dicha información. 
El recinto que hizo las veces de hábitat del paquidermo, no sólo era deplorable en sus condiciones generales (excesiva humedad, falta de bebedero según norma, inexistencia de una zona de manejo para adiestramiento en cuidados podales y otros) sino que también específicas, por ejemplo el sustrato del patio o hábitat de la elefante era inapropiado para el cuidado de sus patas y así quedó consignado en el informe del mes de Junio del Zoo Metropolitano (Ver informe). El punto es que durante años se mantuvo invariablemente el mismo tipo de sustrato sin hacer cambio alguno salvo gestiones iniciadas tardíamente y tras haberse efectuado requerimiento por parte de la fiscalía de Quilpué por la denuncia por maltrato animal (12/08/2011). Prueba de ello es la respuesta recibida por la Oficina de Transparencia de la Armada de Chile en Ordinario Nº12.900/110 FTA (12/09/2011) que señala que “la capitanía de puerto de Valparaíso recibió por correo electrónico de fecha 22 de agosto de 2011 una solicitud del Director del Zoológico de Quilpué en virtud de la cual pidió permiso para extraer 8 camionadas de arena de playa para tratamiento del hábitat del elefante” en cuestión.

Se presenta denuncia ante fiscalía de Quilpué.

Posterior a ello, con fecha 12 de agosto, Ecopolis y Colectivo Empatía Animal  realizan una denuncia ante el Ministerio Público, solicitando se investigaran estos hechos y se realizara una serie de diligencias, que tenían por objeto, fundamentalmente, precaver mayores daños en la salud de la elefanta y evitar su sufrimiento. Decretadas algunas de las diligencias solicitadas, a la fecha, el municipio, oficiado y requerido, en el mes de agosto y primeros días de septiembre del presente año, no ha remitido ninguno de los antecedentes solicitados. Paralelamente, la máxima autoridad comunal, Sr. Mauricio Viñambres, señala ante la prensa y medios de comunicación (hecho público y notorio) que “el animal se encuentra en excelentes condiciones” y que se encuentra confundido al “no entender la razón de la denuncia” (Ver compilación de notas de prensa) .
Posteriormente el Servicio Agrícola y Ganadero interpone una denuncia ante fiscalía por tenencia ilegal, los tenedores de Frida no fueron capaces de demostrar ante la autoridad del SAG la obtención legal del ejemplar. 

Últimos Días de Elefanta Frida, agonía y muerte.

Pese a su notorio debilitamiento y deficitarias condiciones del hábitat (ausencia de calor suplementario eficaz, excesiva humedad, inexistencia de zona de manejo, etc), es mantenida en permanente exhibición incluso hasta el mismo día en que el paquidermo se cae para no levantarse más. Es decir, no hubo medidas que redujeran el riesgo de caída, por ejemplo: no contaba con bebedero dentro del recinto dormitorio (como señala la norma de mantención elefantes en cautiverio). La elefanta, para poder beber agua, debía atravesar todo el recinto, llegar a la piscina y bajar con gran dificultad la pendiente para poder acceder al agua. Los últimos días de vida del animal, se colocaron dentro de su recinto objetos para juego (neumáticos y troncos), constituyendo un gran riesgo de caída por falta de estabilidad, debilidad en las piernas y probable pérdida significativa de visión.
El día lunes 5 de septiembre, se informa a la comunidad del grave estado de salud de Frida, informando el municipio que su gravedad se debe a un cáncer en fase terminal y avanzada edad. Llama profundamente la atención de que el cuadro neoplásico y la tuberculosis (patología crónica) hayan sido diagnosticadas recién en el procedimiento de necropsia (lo que demostraría inexistencia de medicina preventiva).
Por otra parte, tanto la eutanasia como la posterior necropsia, han sido hechos informados a los medios de comunicación sin posibilidad de informarse respecto de los procedimientos (especialmente de eutanasia) que la proporcionada por esta vía. El procedimiento eutanásico fue llevado a cabo a puerta cerrada, sin la presencia de funcionarios del SAG como originalmente se afirmara en comunicado oficial por parte de la municipalidad de Quilpué, prueba de ello es el desmentido que hace el SAG de estas declaraciones. Sin perjuicio de lo anterior, personas de la comunidad de Quilpué y de la región se han apostado en las afueras del zoológico a fin de conocer mayores antecedentes, dando cuenta de una serie de incongruencias entre lo informado y lo que efectivamente ocurría en el recinto. De esta forma, las querellantes hemos tomado directo conocimiento de una serie de hechos que nos permiten sostener que el manejo de la fase terminal de la salud de Frida, habría sido negligente y culpable, así como sus cuidados.

No hubo medicina preventiva, ni curativa ni paliativa.

El ejemplar debía recibir cuidados especializados no sólo en razón de su categoría (especie CITES I) sino que además cuidados “especie-específicos”, es decir, en consideración a su edad, condición, estado de salud, historial (proveniente de circo). Sin embargo, tanto el consultor del Ministerio Público Sr. Zabala (con 12 años de experiencia en cuidado y conducta de elefantes en el zoo de Buenos Aires, miembro del grupo consultor “Elefantes en Argentina”) en su informe, como los otros profesionales que formaron parte del equipo de evaluación del Zoo Metropolitano reprobaron el estándar de mantención de Frida por parte del Zoo de Quilpué (de 10 ítemes de evaluación el zoo reprobó 8).

No hubo adecuada fiscalización por parte del SAG.

El SAG permitió que el Zoológico la tuviese en exhibición (existiendo prohibición de uso comercial para ejemplares de esta especie, máxime tratándose de una de especie en peligro de extinción, CITES I, ingresado a Chile producto del tráfico de animales) y, además, en condiciones de ausencia de bienestar por infracción grave y reiterada a las normas que obligan a condiciones de temperatura y humedad específicas para los elefantes en cautiverio que, lejos de cumplirse, se ignoraron sistemáticamente (no hubo aplicación de medicina preventiva, curativa ni paliativa especializada) con la secuela de efectos nocivos a la salud del animal (inmuno depresión, patas en mal estado, patologías crónicas no diagnosticadas o diagnosticadas sólo al momento de practicar la necropsia del paquidermo en cuestión)

Necropsia.

Una necropsia se pronuncia sobre las lesiones que deja en el cuerpo la enfermedad que en vida sufrió el animal. Un patólogo no puede ni debe pronunciarse sobre hechos ajenos al procedimiento de necropsia  (como se ha presentado por parte del municipio y el zoológico). Nos parece de la más absoluta gravedad que aparezca un informe emitiendo juicio concluyente sobre materias que no son de competencia del patólogo y que, en la práctica, busca eximir de responsabilidad al Zoológico de Quilpué sobre la probada omisión en el deber de cuidado y por tanto negligencia reiterada en el cuidado de la salud del paquidermo. Si la necropsia arroja como resultado la existencia de enfermedades crónicas es precisamente insostenible la no detección oportuna de dichas enfermedades, es decir evidenciables desde hace años en el cuerpo del animal y fácilmente diagnosticables con exámenes de rutina: sangre y secreciones).
En definitiva, la pasividad de las personas responsables de la salud y bienestar del elefante en cuestión frente a las conclusiones de la evaluación que hiciesen diversos profesionales (biólogos, nutricionistas, veterinarios, expertos en manejo de elefantes) de la condición corporal de Frida, del estado del hábitat, de la inexistencia de un programa de enriquecimiento ambiental, etc., y cuyos resultados se consignaron en sendos informes puestos en conocimiento de la máxima autoridad comunal, sin que el zoológico adoptara, oportuna y eficazmente, las medidas que con carácter de urgente se indicaron por los expertos, pone de relieve la inaptitud e ineptitud de sus tenedores y, lo más grave, demuestra la omisión grave, reiterada y sistemática del deber de cuidado (por parte del zoo) y de fiscalización (por parte del SAG), sabiendo o debiendo saber que ello ocasionaría un deterioro progresivo, en condiciones de maltrato, de la salud del animal.
Y con todo lo anteriormente descrito, cabe hacer notar que con certeza deberá indagarse respecto al uso de los caudales públicos con que cuenta el zoológico, dado que el estado de abandono y desprotección de las especies supuestamente resguardadas en él dan cuanta, a lo menos de un estado de abandono y negligencia inexcusables por parte de los funcionarios responsables del recinto y en especial, de su director.



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